La forma de pensar de uno, no siempre tiene que congeniar con la de otro. No logramos disipar la mentira que creamos, de una verdad absoluta.
El comportamiento y la imaginación, de un mundo perfecto, para llamar la atención de otra persona, nos hunden en un mundo mitomano. Logramos sin darnos cuenta, que la felicidad esconde de fondo tristeza y la agonía del alma. ¿Cual es el ejemplo que damos a las futuras generaciones? Muchas tal vez, ¿Pero son las correctas, realmente?
Con gran decepción, tenemos que decir que el mundo en el que nos encontramos no Existe. La solución, tal vez sea aceptar de apoco, la verdad de quienes somos y comportarnos en forma racional, deja reflejar la verdadera esencia de uno.
Fernando Hall
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